La boda de Aldo y Karen en Querétaro, Querétaro
Vintage Invierno Azul 3 profesionales
A&K
23 Ene, 2016La crónica de nuestra boda
Por fin amaneció y yo no lo podía creer, había llegado el día más esperado durante toda mi vida y que habíamos estado planeando desde hacía un año.
No sabía cómo me sentiría, pues días antes mis noches eran largas sin poder dormir de la emoción, mis pensamientos no conocían otro tema y hasta mi cuerpo me había jugado algunas trampas (que si no tenía fuerzas suficientes para mis actividades, que si bajé mucho de peso, incluso en días más cercanos hasta querer vomitar), sólo una palabra podría describirlo: tranquilidad.
Me sorprendí a mí misma sintiéndome tranquila, sin nervios, sabiendo que daría el paso más importante hasta ahora en el que empezaría mi nueva vida al lado de la persona correcta. Estaba todo cuidadosamente planeado y no había nada que me preocupara, mis damas sabían qué hacer, cuando y cómo, nuestro jardín se hacía cargo de todos los proveedores así que tampoco tenía pendientes de ese tipo, pero más que eso me repetí que todo saldría como tendría que salir, sabía que habría cosas que quizá se salieran de control pero me dispuse a no preocuparme por esos detalles y a disfrutar entera y plenamente nuestro gran día B.
Seguir leyendo »Una noche antes preparé unos pequeños presentes que les regalé a mis papás y mis hermanos acompañados cada uno con una carta, en ellas les decía lo mucho que significaba todo el apoyo que me dieron a lo largo de mi vida y en esta etapa en especial, en toda la planeación. Les agradecía todo y les decía que estaba preparada, que no estuvieran tristes por mi partida porque yo estaba feliz por este crecimiento de mi vida, así se los dije a mi mamá y hermana con unas pulseras y a mi papá y mi hermano con unas mancuernillas (la de mi hermano decía “Brother of the bride”).
Mi primera acción en el día después de levantarme fue bañarme, pues tenía que llevar el cabello perfectamente seco para mi arreglo, después bajé a desayunar por últimas vez con mis papás y mi hermano en la que fue nuestra casa, ahí mi mamá leyó su carta, mi hermano y mi papá son más reservados así que lo leyeron en su momento de forma privada.
Yo estaba feliz, plena, esperando la llegada de mi prima Cristina (con la que compartí mi infancia, seguimos en la adolescencia y todavía seguimos pendiente una de la otra en nuestra “adultez”) así como la llegada de mi abuelita y mi tía (su hermana).
No recuerdo en qué momento llegaron, sólo recuerdo que le pedí a mi papá que nos llevará a mi prima y a mí al salón donde me arreglarían, salimos con tiempo al salón, quedaba a unos 10 minutos de mi casa, pero esos diez minutos fueron los más largos de mi vida, yo sólo veía el reloj y sentía que no avanzaba. Finalmente llegamos y como siempre muy puntual me empezaron a atender (la verdad es que el equipo de D’Kintanar siempre muy profesionales, puntuales y atendiendo todas mis inquietudes). Mientras me arreglaban llegó mi madrina de ramo, que por algunas cuestiones verdaderamente importantes no iba a poder acompañarnos ese día, pero iba a dejarme mi ramo y a felicitarnos.
Terminaron de arreglarme y el tiempo seguía pasando lento, no había retrasos de ningún tipo y todo ocurría conforme a lo planeado, supongo que eso contribuía a mi tranquilidad, era la 1:00 pm y yo ya estaba perfectamente maquillada, peinada, con mantilla puesta y ramo en mano.
Regresamos a casa y ya estaba mi primo Jorge que sería junto con su esposa nuestros padrinos de velación, me vieron llegar y me chulearon, luego se burlaron porque mi mamá, mi hermana mayor y su esposa todavía no regresaban de su arreglo, diciendo que los “modelos anteriores necesitaba más resanadas”.
Subí a mi cuarto a ver la tele mientras comía ensalada de atún con mi abuelita y mi tía, esperando que llegara mi mamá y el fotógrafo para la sesión del getting ready, en la que mi mamá me ayudaría a vestir.
Antes de las 2:00 pm y el fotógrafo ya estaba afuera, más bien estaba esperando a que mi mamá terminara de vestirse para poder empezar. Así fluyó todo como agua, mientras me vestían no sólo mi mamá, también mi abuelita y mi tía estuvieron presentes.
Dieron las 3:00 pm y yo ya estaba súper lista, vestida, esperando a que llegará el carro que mi mejor amigo Daniel había contratado como regalo para mi. Eran las 3:15 pm y el auto ya estaba afuera, puntual como todo hasta ahora. Mi fotógrafo cuando me vio me dijo que era la novia más tranquila que había visto, supongo que todas las circunstancias ayudaron a ello.
Parecía que el tiempo seguía pasando lento, a las 3:25 pm partía ya rumbo a la iglesia, fue un recorrido hermoso, los otros automovilistas me veían y tocaban el claxon efusivamente, algunos sacaban las manos con el pulgar arriba, yo con las emociones a flor de piel hacían que me sentía muchísimo más contenta y afortunada. Los peatones de igual manera, me veían y sonreían, me señalaban con alegría y sentía toda la buena vibra.
Llegamos a la calle de la iglesia, aún faltaban 10 minutos para las 4:00 pm por lo que no me podría bajar todavía, me empecé a poner ahora sí muy nerviosa, nos acercábamos a la entrada y mi corazón empezó a latir como loco, él estaba ahí, vestido de novio esperándome. Fue una de las emociones más intensas que he tenido, seguí con ella recorriendo las calles en lo que el chofer del auto hacía tiempo.
Finalmente llegué a la iglesia, mi papá me ayudó a bajar, no supe ni cómo me bajé porque el auto era un poco angosto para el vestido y sus crinolinas. Llegué y ahí nos esperaban todos, mis amigos me veían y me sentía hermosa, algunos se acercaron a decirme que me veía guapísima. Ahí estaba, con todas esas personas importantes en mi vida compartiendo el día de nuestra boda.
Llegó el padre y con él el momento de entrar hacia el altar, entró el cortejo y me quedé hasta atrás del brazo de mi papá sintiendo que este era el momento, el cambio, nuestra nueva etapa y no podía ser más feliz. La misa fue bella también, se me pasó rapidísimo y cuando acordamos ya éramos marido y mujer.
Nos tomamos algunas fotos con nuestros padres, hermanos y algunos padrinos, pues les pedimos a todos nos acompañaran afuera de la Iglesia a tomarnos una fotografía colectiva con los globos que mis damas/os me regalaron. Salimos y todos sonaban los cascabeles que igualmente mis damas y caballeros de honor hicieron. Debo hacer el primer reconocimiento también a mis mejores amigos y amigas, que estuvieron siempre ahí, regalándome su tiempo, dinero y amor. Este fue uno de los primeros detalles que prepararon (los globos y los cascabeles), pero toda la boda está llena de sus detalles que sin duda hicieron la diferencia.
Partimos a nuestra sesión casual que realizaríamos en el jardín donde sería la fiesta, ahí disfrutamos en compañía de nuestro fotógrafo Enrique Borja, que a juzgar por ustedes mismos, su trabajo es hermoso y él muy profesional. Pasamos después a nuestra divertida sesión con damas, caballeros y familiares, todos morían de frío, menos él y yo.
A las 7:40 pm ya estaba nuestra juez que nos casaría por el civil ahí en el jardín. Esta ceremonia sería en un salón privado sólo con los testigos y padres, pero por cuestiones de logística del jardín ese salón no estaba disponible, así que nos tuvimos que casar en el kiosco central del jardín, lo que hizo la boda todavía más hermosa. Eso dio oportunidad a que todos los invitados presenciaran la ceremonia (en absoluto silencio, por supuesto).
Ya llegadas las 8:00 pm entramos con el mariachi a la cena, disfrutamos de su música durante todos los alimentos, acompañados de nuestros invitados que de vez en vez se acercaban a nuestra mesa a decirnos lo guapos que nos veíamos y a felicitarnos. Llegó la partida del pastel, el cual estaba delicioso, era de pan de manzana-canela con cubierta de philadelphia, incluso un amigo nos dijo que era el pastel de boda más rico que había probado en su vida, incluyendo el de su propia boda.
Como verán para nosotros era todo perfecto, no importó que el acomodo de las mesas fuera el incorrecto (mandaron a nuestros papás hasta el otro extremo del salón) o demás detalles que no tuvieron mayor importancia, lo relevante es que iniciábamos juntos nuestra nueva vida, acompañados de todos nuestros seres queridos. Ya no les platico la hora del brindis en la que estábamos con la emoción a flor de piel pero con la seguridad y certeza de que estábamos con el amor de nuestras vidas. Fue en este momento que nuestros invitados usaron los pañuelitos para las lágrimas de felicidad, otro detalle que las/os damas/os hicieron posible.
Y dentro de la tanda de emotividad siguió nuestro primer baile juntos, “The way you look tonight”, mi momento favorito de la boda, los dos juntos con el mundo, sintiendo su latido, su temblor y su amor, rodeados de la luz de nuestros invitados, pues todos los invitados nos rodeaban con luces de bengala, otro sueño hecho realidad gracias a mis mejores amigos y amigas (mi corte de honor). Sin duda el momento que repetiría una y otra vez si me limitarán a soñar sólo con un instante de ese día.
Siguió el vals familiar, sintiendo el amor y cariño de todos los asistentes, que pasaban a desearnos lo mejor en nuestro nuevo camino y demostrándonos su felicidad.
Al finalizar el vals proyectamos un video que contaba nuestra historia, cómo nos conocimos, algunos momentos definitorios en nuestra relación y cómo me había propuesto matrimonio, mientras yo me cambiaba de ropa para bailar nuestro primer tango juntos, el cuál era sorpresa para nuestros invitados. Me puse muy nerviosa, siempre me pasa cuando salgo a escena en alguna circunstancia, pero esta vez tenía motivos de sobra para estar todavía más nerviosa. Todo fue muy significativo porque cuando éramos novios él me prometió que aprendería a bailar tango, ese era el momento en que cumplía su promesa.
No quiero seguir hostigándolos con lo bella que fue esa noche para nosotros (supongo que todos los novios vemos perfecta nuestra boda), les dejo las fotos para seguir compartiendo un poco de nuestro día más importante, nuestro gran día B.
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