La boda de Raúl y Fabiola en Texcoco, Estado México
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R&F
15 Jul, 2017La crónica de nuestra boda
Ahora entiendo por qué cuando alguien habla de su boda en lo primero que piensan es en que fue mágico o perfecto. La realidad es que así lo fue.
Debo confesarles que en primera instancia sabíamos que las probabilidades de lluvia eran del 100% por la fecha y el lugar, y sí, revisando durante una semana atrás, solo lluvia. ¿Qué pasó en el gran día? Ni una gota, un cielo hermoso, un clima increíble, el lugar estuvo perfecto y la verdad es que no es que la lluvia hubiera arruinado el evento, pero su ausencia fue hasta cierto punto un mensaje de que ese día todos íbamos a maravillarnos con el cielo tan despejado y el sol brillando para acompañarnos.
Eso sí, los nervios al máximo, al igual que la felicidad; los primeros minutos me sentía en shock, pero recuerdo cada momento y me eriza la piel porque quedará grabado en mi mente por el resto de mis días.
Tuve la oportunidad de hospedarme desde un día antes, esto permitió que todo fuera más ágil y no "correr" por las prisas. La verdad es que sí, me costó un poco de trabajo dormir y a las 6:00 am ya estaba lista esperando al equipo de maquillaje y peinado (la misa era a la 1:00 pm). No sé en qué momento ya era medio día, aún no estaba lista y ponerme el vestido era una cuestión delicada y muy complicada.
Seguir leyendo »Por fortuna el lugar que elegimos para la boda contaba con el jardín, casa para hospedaje y capilla consagrada, por lo que el traslado no era complicado, pero al final tenía tantos nervios y emociones que sentía que no llegaba.
¿Cuál fue la primera sorpresa? El padre solicitó confesarnos en ese momento, antes de la ceremonia y yo, apenas terminando los últimos detalles. ¡Ah! Casi enloquezco porque teníamos sesión fotográfica de primera vista y eso complicaba los tiempos. ¿Fue el destino? ¿No vernos hasta el altar? No lo sé, pero así terminó siendo y me sentía como en una película donde finalmente el amor triunfa (les confieso que me siento muy cursi escribiendo esto, quizás en otro momento pensaría "qué mujer loca", pero lo que les cuento es cierto y sí, así me sentía...).
No está demás decirles que toda la misa me sentía en una nube y con una especie de "miedo" que no puedo explicar, quizás no sea la mejor palabra para hacerlo, pero era una sensación que por momentos me dejaba inmóvil. Al salir de la iglesia fue mi segundo momento con la realidad y sus sorpresas: muchísimas personas esperando afuera para desearnos felicidad; y entre burbujas y pétalos las lágrimas llenaban mis ojos y yo pensaba "no por favor, ¡el maquillaje!". La verdad es que me invadió una emoción indescriptible y sentí todo el cariño de la gente que estaba ahí por nosotros.
Después de la misa tuvimos una sesión con las damas y los bestmen, esa parte fue relajante y muy divertida; y de ahí partimos al jagüey para la ceremonia civil. Tercer momento de shock: el juez pide que nos digamos unas palabras. La verdad es que nunca ha sido difícil decirle al hombre que amo que lo amo y tampoco me importa si la gente nos mira o no, pero en ese momento en particular mi mente en blanco y otra vez una emoción que me invadía que me hacía preguntarme "¿todo esto es real?".
Sí lo era y apenas comenzaba. Tuvimos un pequeño descanso para nosotros, fuimos a la casa a descansar y beber un poco de agua mientras los invitados poco a poco iban a sus mesas y disfrutaban del coctel. Aprovechamos ese momento también para platicar con nuestros papás hasta que nos avisaron que ya estaban listos para recibirnos.
Llegó el momento de celebrar con todos nuestros amigos y familiares, me sentía feliz, se me salía el corazón y estábamos juntos. Cada cosa fue emocionante, agradecer a nuestros invitados, bailar nuestra primera canción como esposos, compartir con nuestros papás y brindar por el amor.
Llegó el banquete, confieso que recuerdo no tener tiempo para comer pues cuando eres la novia, hay muchas responsabilidades como celebrar y celebrar con todos. Seguimos con el baile, la mesa de dulces y de ahí no nos detuvimos hasta que llegó el pastel y con ello la parte de la liga y el ramo.
La siguiente parada fue el mariachi y los fuegos artificiales que dieron pie a la tornaboda: pancita, chilaquiles y pozole.
Seguimos bailando, disfrutamos como locos la batucada y en algún punto la noche cayó y no queríamos que terminara.
¿Qué les puedo recomendar? La planeación fue lo más importante pero también estar tranquilos y dejarse llevar... fluir ese día, porque todo pasa rápidamente, ese día que quisieras durara toda la semana, un mes, un año, una vida, termina, pero nunca lo olvidas.
Han pasado casi 8 meses y confieso que quisiera volverme a casar, con todo lo que implica. Nos sentimos muy dichosos de hacer realidad un sueño que con cada día se vuelve un aprendizaje y un recordatorio de que tomamos la decisión correcta.
Raúl, TAMV.
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